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La Inflamación Mamaria

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Congestión Posparto (plétora, congestión, o ingurgitación)
 

Ocurre durante la etapa de Lactogénesis II, que se define como el comienzo de la producción copiosa de
la leche humana. Esta típicamente sucede dentro de las primeras 48-72 horas luego del alumbramiento,
aunque se puede tardar por retención de placenta, parto por cesárea, condiciones hormonales, y el
vaciado tardío de la leche cuando bebé no se pega y no se vacían los pechos con las manos o una
máquina de extracción. El nacimiento de la placenta resulta en una bajada rápida de la progesterona, lo
cual activa la acción de la prolactina. La plétora se caracteriza por congestión bilateral (en ambos
pechos) y se relaciona a la retención de líquido y el aumento de sangre en las glándulas mamarias
debido a estos cambios hormonales. El comienzo de la lactancia es hormonal. Cuando se realiza un
vaciado adecuado, aproximadamente desde el día 9 hasta el destete, se regula la producción por
demanda, cuando la estimulación le señala a las células que produzcan la cantidad de leche que se usa.
Por vaciado nos referimos a amamantamiento directo del pecho o la extracción con las manos o una
máquina de extracción. Con uso, nos referimos tanto a cuánta leche se consume como a la que se saca
del pecho.

 

Manejo:


La plétora puede ser incómoda ya que es un proceso rápido y es una inflamación. Su mejor manejo es la
lactancia a demanda, sea pegando a bebé o extrayéndose con las manos. Cuando la congestión es
incómoda o dolorosa, se recomienda el uso de compresas frías para bajar la inflamación y el masaje
linfático terapéutico, es decir un masaje suave que empuja el líquido hacia la axila. En algunos casos se
pueden usar medicamentos antinflamatorios no recetados si no existe una alergia en la persona
lactante. Los analgésicos no suelen a ser útiles para la plétora. En el caso de que la congestión sea tan
marcada que el pezón no se brota, se puede utilizar la técnica de presión inversa suavizante, donde se
presiona suavemente con los dedos alrededor del pezón en la areola con la función de empujar el
líquido linfático hacia el pecho y ayudar a suavizar el pezón. También se puede hacer una extracción
ligera con las manos solo para aliviar la congestión.

 

Normalmente no se recomienda el uso de una máquina extractora de leche durante el posparto
inmediato ya que el calostro se produce en pequeñas cantidades y se puede perder en su tubería y sus
copas. Adicional, las manos son la herramienta más efectiva para vaciar los pechos y conocer sus
cambios. También, una máquina de extracción puede ocasionar una producción excesiva en esta etapa
de establecimiento de la lactancia. Sin embargo, cuando la persona no se siente cómoda tocando sus
pechos o se sabe que se necesita hacer una lactancia diferida (lactancia por extracción) debido a la
separación de la cría y la persona lactante, condición que previene que bebé pueda lactar del pecho
adecuadamente o por decisión de no amamantar directamente del pecho, el uso de una máquina puede
ser útil en la estimulación necesaria para una producción adecuada. En estos primeros días, se
recomienda vaciar con las manos o la máquina solo para suplir las necesidades a demanda de la cría, no
para establecer un banco de leche masivo.

 

Es importante recalcar que no se recomienda el uso de calor durante la plétora. El calor puede causar
que los vasos sanguíneos se inflamen y que la leche no fluya. Aunque a veces una “ducha o baño
caliente” puede relajar a la persona lactante y activar la oxitocina, dejar que caiga agua muy caliente en
los pechos puede ser contra productivo. Es posible que haya leído o escuchado que se aplican

compresas calientes o tibias en el posparto inmediato. Esta información está desactualizada. Con el
manejo adecuado de la plétora, no debe pasar a ser una mastitis, la cual se discute a continuación.

 

La mastitis
El protocolo del manejo de la mastitis ha cambiado drásticamente en años recientes. Mientras que
anteriormente se consideraba una infección aislada, ahora se considera parte de un continuo de
inflamación de los ductos, alvéolos y el tejido mamario que puede incluir dolor leve, un bulto o
inflamación en una parte aislada del pecho, una inflamación más generalizada, o hasta una “celulitis” o
absceso infectado. A diferencia de la plétora, puede suceder en cualquier etapa de la lactancia y suele a
ser unilateral (en un solo pecho) aunque en ocasiones puede ocurrir de forma bilateral. Puede haber
múltiples factores que ocasionan la inflamación mamaria, desde una hiperlactancia (sobreproducción),
vaciado insuficiente (por ejemplo, se brincó una alimentación o bebé tiene pobre succión), ropa o
sostenes apretados que ocasionan trauma, disbiosis (desbalance de bacterias buenas) u otros factores
externos que ocasionan inflamación.
 

El continuo de la mastitis es la siguiente:

 

El estrechamiento ductal o ducto inflamado.
Se caracteriza por un dolor ligero o intenso y rojizo o más oscuro en una parte aislada del pecho.
Anteriormente llamado “ducto tapado” o “ducto tupido” ya que se pensaba que la leche se estancaba
en un ducto y de este estancamiento podía surgir una infección. Por lo tanto, los protocolos obsoletos
recomendaban técnicas para “destapar” como lactancia frecuente, el uso de calor, y masaje intenso,
entre otras cosas. Al entender que el estancamiento de la leche en realidad se debe a la inflamación y
estrechamiento de los ductos y no es causal de la mastitis, ahora sabemos que estas recomendaciones
en realidad pudieran empeorar la condición inicial.

 

Mastitis inflamatoria
Cuando el estrechamiento ductal no se resuelve, se pueden inflamar los alvéolos y el tejido alrededor de
los ductos y resultar en un malestar más generalizado que incluye eritema (inflamación y enrojecimiento
u oscurecimiento) más generalizada en todo el pecho, edema (inflamación y retención de líquido), fiebre
leve, dolor del cuerpo, escalofríos, taquicardia y cansancio.

 

Mastitis bacteriana
Cuando la mastitis inflamatoria no se resuelve adecuadamente, puede resultar en una infección
bacteriana aislada no contagiosa que pudiera requerir intervención de antibióticos para contrarrestar la
bacteria. Se caracteriza por lo síntomas de la mastitis inflamatoria con una fiebre prolongada más alta y
malestar intensificado. Hay algunos protocolos que recomiendan sepas específicas de probióticos en vez
del uso de antibióticos.

 

Flemón (“phlegmon” en inglés)
El cuerpo puede intentar aislar la infección en una masa líquida dentro del tejido inflamado. Esto puede
resultar en una masa dura y calurosa, especialmente si es manipulada de forma excesiva.

 

Absceso
Cuando la mastitis bacteriana que formó el flemón no se resuelve, esta masa puede convertirse en
infecciosa (celulitis) y requerir drenaje y el uso de antibióticos más específicos.

 

Otras anomalías en el continuo de la mastitis o condiciones inflamatorias del pecho que no son
congestión posparto o mastitis

 

Galatocele
Es un quiste benigno que se llena de leche. Si se llena de forma excesiva, pudiera necesitar drenaje.
Normalmente no debe ocasionar ninguna condición inflamatoria al menos que se infecte.

 

Galactocele infectado
El galactocele que empeora y no es tratado o es manipulado con masajes intensos puede resultar en una
mastitis infecciosa. En estos casos pudiera necesitar antibióticos y drenaje, pero no se descontinua la
lactancia.

 

Perla de leche
Sucede cuando hay un punto blanco en una parte del pecho donde hay inflamación, muchas veces en el
pezón. Parece una espinilla. Es más dolorosa en ese punto específico. Se relaciona al estancamiento de
leche debido al ducto inflamado, pero es síntoma y no la causa de la infección. No se debe explotar o
vaciar con una jeringuilla.

 

Thrush (candidiasis)
No existe evidencia que la candidiasis sea algo más que cutánea (superficial en la piel), incluso un picor
en la piel de la areola o el pezón pudiera ser eczema . Cuando se experimenta dolor intenso dentro de
los ductos, se ha comprobado que esto puede ser una inflamación bacteriana, y no es un hongo.

 

Papiloma intraductal
Es un crecimiento pequeño, no canceroso, que ocurre en los conductos mamarios, lo cual puede causar
sangrado cuando se amamanta, o sangre en la leche extraída. Dependiendo de donde se encuentra el
crecimiento, puede que se sienta un bulto. Por lo general el bulto no continúa creciendo, y el sangrado
solo dura un par de días.

 

Ectasia de los conductos mamarios
Es más común en la menopausia, donde los conductos se inflaman y/o se infectan. Deben ser evaluados
y tratados por un médico.

 

Síndrome de la “tubería oxidada”
Algunas personas se extraen leche con un color anaranjado o rojizo, como si fueran tubos oxidados o
sucios, a veces comparado al polvo de un ladrillo. Esto suele a suceder en las primeras semanas de la
lactancia y sin otra inflamación, no se considera peligroso ni para la persona lactante ni para su infante.

 

Cáncer inflamatoria intraductal
No es el tipo de cáncer de mama más común, aunque es un tipo de cáncer. Cuando hay una mastitis que
no se mejora, particularmente si es en el mismo lugar, cuando hay sangre abundante en la leche, o
cuando hay piel que parece ser de una naranja, todas pudieran ser señales de cáncer y requieren de
intervención médica especializada.

 

Síntomas del continuo de la mastitis:

 

Dolor o sensibilidad aislado en una parte del pecho, hinchazón, dolor y sensación de calor, fiebre y
malestar general, una masa dura y caliente, una masa roja u oscura con un punto blanco o muy
inflamada.

 

Prevención:

Asegurar un enlace adecuado, corregir la patología estructural en la boca de bebé como frenillos
restrictivos, lactancia a demanda (ni en exceso ni brincando alimentaciones o vaciado), evitar ropa
apretada que inflame los pechos. Consumo diario de los probióticos que contengan las sepas L.
fermentum o, idealmente, L. salivarius cuando es recurrente. Hay evidencia mixta sobre el uso de
lecitina de soya o girasol para la viscosidad de la leche para prevención.

 

Tratamiento:
Continuar la lactancia o vaciado a demanda, usar frío en el área aislada del dolor o en el área
congestionada, consumir medicamentos antinflamatorios para bajar la inflamación y analgésicos para el
dolor, y masaje terapéutico para mover el líquido linfático hacia la axila. Descanso e hidratación. Evitar
el uso de calor, la lactancia o extracción frecuente, y los masajes intensos o manipulación del área
abultada. No se debe tratar de “destapar” o usar posiciones dirigiendo la barbilla de bebé hacia la
inflamación o lactando en cuatro o con la gravedad. Hay evidencia mixta sobre el uso de lecitina de soya
o girasol para la viscosidad de la leche como terapia de tratamiento. El uso de hojas de repollo o
cataplasmas de papa probablemente tengan un efecto de desinflamar por el frío y no por una propiedad
que pueda superar la piel y llegar al tejido interno. Las compresas de aceite de castor (ricino) tampoco
pueden traspasar al tejido. No hay evidencia que una dieta particular contribuya específicamente a la
mastitis, aunque hay algunos alimentos que pueden inflamar o desbalancear la flora normal. Cuando
hay una perla de leche, no se debe tratar de “explotarla” sea con las manos o una aguja estéril ni
drenarla con una jeringuilla, ya que, aunque pudiera presentar un alivio inicial, esto puede ocasionar
inflamación mayor y empeoramiento de la mastitis. Una perla se puede tratar con esteroides tópicos
recetados.

 

Si la fiebre dura más de 24 horas, consultar al médico sobre el uso de antibióticos. También hay
evidencia empírica sobre el uso de sepas específicas de probióticos. Por esto es importante consultarle a
un médico conocedor de la lactancia, típicamente evitando la sala de emergencia ya que
desafortunadamente algunos emergenciólogos no tienen preparación en la lactancia y pudieran
recomendar descontinuar la lactancia a base de conceptos erróneos como bacterias en la leche o
incompatibilidad del antibiótico, los cuales no son ciertos. La cesación abrupta de la lactancia puede
empeorar la inflamación y ocasionar un destete. En casi ninguna circunstancia se debe descontinuar la
lactancia, aunque en el caso de dolor muy intenso, se pudiera necesitar vaciar el pecho con las manos en
vez de pegando a bebé, pero tampoco se debe aumentar el vaciado. En el caso de un absceso, puede ser
necesario vaciarlo y usar antibióticos por vena. Se debe continuar vaciando la leche del pecho, y esta
leche puede ser consumida. En los casos que la mastitis se relacione a la hiperlactancia
(sobreproducción) alguna disminución de frecuencia de tomas supervisada pudiera aliviar síntomas a
largo plazo.

 

En el caso de mastitis recurrente se debe evaluar problemas de enlace o estructura bucal de bebé,
manejar la hiperlactancia si ésta existe, orientar sobre las técnicas desactualizadas como el calor, los
masajes y vaciado frecuente, y llevar a cabo un cultivo bacteriano de la leche para descartar patógenos
resistentes a antibióticos para asegurar que el antibiótico sea el adecuado. También se puede realizar un
sonograma para descartar mastitis granulomatosa (una inflamación mamaria que no se relaciona a la
lactancia) o cáncer mamario inflamatorio cuando la infección ocurre siempre en el mismo lugar del
pecho.

 

 

Fuentes:
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